Y a la tercera fue la vencida.., por fin hemos llegado a
Peña Trevinca, punto de unión entre Orense, León y Zamora, rodeada de cumbres
como Peña Negra, Peña Surbia, Jancional, Xurbial, Piatorta, etc. , salpicada
por zonas lacustres cuyo mayor exponente es el lago de Sanabria, fruto de la
glaciación del cuaternario y englobándose todo ello en el Parque Natural de Sanabria y alrededores.
La ruta realizada se muestra en el siguiente mapa:
En el siguiente vídeo aparecen más fotos de la ruta con música y letra de Elton Jhon, titulada "Sacrifice", haciendo referencia al sacrificio que soportó nuestra compañera Ángela durante el trayecto por las heridas causadas por el calzado.
La ruta realizada se muestra en el siguiente mapa:
Se accede por la carretera de
Puebla de Sanabria que pasa por San Martín de Castañeda, bonito pueblo que
desde su altura permanece como mirador sobre el lago de Sanabria y donde se
ubica un monasterio románico, convertido
hoy en centro de interpretación, rodeado
por pequeños huertos cultivados tradicionalmente.
En la ascensión también
podemos divisar tanto el nuevo como el desaparecido Ribadelago y por una estrecha carretera de
montaña llegamos hasta el aparcamiento
de la laguna de los Peces y a partir de aquí tomamos un sendero perfectamente marcado que
nos lleva a ascender por los Corralicos donde nos topamos con rebaños de vacas
que pastan tranquilamente y progresivamente vamos dejando atrás la laguna de
los Peces y el aparcamiento.
Por
la Ventosa aún persisten pequeñas zonas cubiertas de nieve que se alternan con
lagunas y vegetación de mata baja que comienza a florecer en esta época del
año.
En
todo momento pequeños postes azules y balizas nos guían hasta llegar al arroyo
de la Cuchilla, desde donde podemos ver, a lo lejos, la laguna de Lacillo al
cobijo del monte Moncalvo.
Apenas
hemos ascendido 200 m. cuando comenzamos a descender hasta llegar a una cota
inferior a la del principio, 1600 m., pero antes, a nuestra izquierda, aparece
el embalse de Vega del Conde que poco a
poco se va asomando y nos muestra todo el valle glaciar en forma de U atravesado
por el discurrir sinuoso de su río Tera y enfrente y al fondo, encontramos a
Peña Trevinca.
Saltamos
sobre el arroyo de Ríopedro que nos acerca al refugio del mismo nombre y nos
encaminamos hacia el puente que nos permite cruzar el río Tera.
De
nuevo una baliza nos indica la distancia por recorrer hasta llegar a Peña
Trevinca y para ello caminamos por el margen izquierdo del río donde comienza a
reverdecer la extensa pradera que da alimento
a las vacas y caballos que nos vamos encontrando a nuestro paso.
Al
pie de la montaña un grupo decide no ascender y vigilar las mochilas que
dejamos para recoger a la vuelta.
El
primer tramo presenta cierta dificultad hasta que nos acostumbremos al esfuerzo
de la subida que supone salvar cerca de 500 m de desnivel en poco espacio.
Paulatinamente
la vegetación va dando paso a la agreste roca y bancos de nieve que en su
deshielo origina pequeños riachuelos de cristalinas y frías aguas.
A
medida que subimos podemos observar tanto el valle del río Tera
longitudinalmente como a un lado, el Moseirón y al lado opuesto, la vega del
Geijo. A las espaldas de esta vega se ubica el famoso lago de la Baña, tan
importante en la supervivencia de Antonio Bayo, oriundo de la Baña y
protagonista de la biografía “Antonio Bayo el ruso, ciudadano de tercera”,
donde se narran las peripecias y desventuras de uno más de los muchos
perseguidos por el régimen franquista en época de la posguerra. Siendo su único
delito el haber nacido pobre y a partir de ahí ser víctima de la persecución
continuada de la Guardia Civil que le impide ascender en la escala social de la
época.
Existe
algún tramo que para asegurarse hay que hacer uso de las manos para trepar,
pero se compensa con la llegada a la cumbre donde se concentran multitud de
montañeros venidos desde diferentes rutas que dan acceso a Peña Trevinca y que
descansan plácidamente para recuperar las fuerzas perdidas o simplemente para
observar el paisaje que se nos presenta a nuestros pies. Aprovechan la gran
cruz de hormigón derribada para usarla como respaldo.
Hacemos
un hueco para la foto de grupo y a partir de ahora comienza el descenso por el
mismo camino, con la diferencia de dejarnos deslizar por las vaguadas de nieve
y conseguir llegar en mucho menos tiempo a reunirnos con el resto del grupo en
una planicie para dar paso al almuerzo consistente en bocadillos regados por un
buen chorro de vino de bota.
Visita
obligada a la cascada de Maseirón con su puente de nieve, excavado por las
aguas de otro afluente.
Desandamos
el camino recorrido y al llegar al puente decidimos bordear el embalse,
alcanzar la ladera de Porquera, pasar por el Marrón, el Barzabuelo, el collado
de Ventosa, cruzar el arroyo y llegar al aparcamiento.
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