Por tratarse de la Primera Marcha por el Valle del Marqués
en la que teníamos cita todos los clubes de montaña de la provincia de León nos
presentamos a la hora acordada en Felmín siete autocares repletos de
senderistas junto a varios grupos de personas de los alrededores que acudieron
en coches particulares. Está previsto salir de Felmín, pasar por Tabanedo y
Rodillazo, llegar a las inmediaciones del Collado de Santiago y a partir de
aquí se pueden tomar tres caminos diferentes.
Durante el primer tramo, al atravesar una zona de umbría, se agradece la ropa de abrigo e incluso los guantes, pero rápidamente mientras caminamos por una carretera sin apenas circulación comienzan a darnos los primeros rayos del sol que son bienvenidos a estas horas de la mañana.
Se puede observar cómo serpentea esta carretera de alta
montaña por la que discurrimos todos haciendo una larga hilera.
Atrás dejamos Tabanedo.
En Rodillazo hay una pequeña parada para poder ir
despojándonos de algunas ropas puesto que ya llevamos recorridos 4 Km y hemos
ascendido unos 300 m.
A partir de aquí la carretera da paso a un camino empedrado
con desniveles más empinados y donde aparecen zonas con acumulación de nieve.
También atravesamos algún que otro riachuelo que alimenta el cauce
del río Torío.
Accedemos a una finca
particular como indica el cartel, aunque en ese caso teníamos el permiso del propietario por tratarse de una marcha organizada y con el trámite de previa solicitud.
Aunque apenas ha nevado este año, se puede observar a
nuestro alrededor restos de alguna pequeña nevada que se resiste a
descongelarse y se mantiene inalterable en aquellas zonas más frías a las que no llega el calor
del sol.
Llegamos al Collado de Santiago cuya altitud es de 1.574 m.
y es el momento ideal para hacer un alto en el camino, conversar con los
compañeros, beber un poco de agua y
picotear algún que otro tentempié o fruto seco., pues nos espera una pequeña
subida hasta llegar al Valle del Marqués.
Iniciamos la marcha.
Se puede observar el desnivel que hay y cómo el sol nos va dando de cara.
Desde arriba podemos
otear el ascenso continuo de
personas que pasito a pasito ponen en
práctica los versos de Machado:
“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar."
Rápidamente comenzamos a divisar la cumbre de pico Polvoreda que se
va asomando altiva a medida que
ascendemos.
Llegamos al Valle del
Marqués y desde este lugar existen tres alternativas
posibles de ruta según las pretensiones de cada uno y dependiendo también de las
fuerzas que nos queden de reserva para
afrontar cada uno de los retos que se nos presentan.
La primera opción será recorrer el valle en toda su
extensión tomando dirección oeste durante un recorrido de 4 km en los que los desniveles son muy
suaves, con algunas dolinas y pequeñas elevaciones del terreno. También se puede observar un gran poljé(depresión
en un macizo de roca karstica de grandes dimensiones a modo de valle
cerrado) surcado por un arroyo permanente que se infiltra totalmente hacia el
interior de la red subterránea a través de un “pónor”(sumidero de un polje) por
la cueva de Muruquil, situada al otro extremo del valle. Posteriormente es
necesario ascender dirección sur hasta llegar a una collada llamada “la Forqueta”, situada a
1.620 m. para proseguir por una zona minera que nos conducirá hasta
Villalfeide.
Una segunda opción es retroceder de nuevo hasta Collado de
Santiago y descender por un valle hasta llegar a Correcillas siguiendo el
arroyo del mismo nombre, siendo de dificultad baja y de un recorrido de 5 km.
Una vez en el pueblo se sigue caminando por carretera durante otros 5,5 km
hasta llegar a Villalfeide.
Una tercera opción es la ascensión al pico Polvoreda salvando 350 m de
desnivel que hay desde el comienzo del valle
hasta él. Para ello es necesio dirigirse a la izquierda por la cresta
que presenta este pico en su vertiente nordeste.
Desde abajo se divisan las
siluetas recortadas de los más adelantados sobre el perfil de la montaña.
Hasta alcanzarlos debemos superar
esta pequeña cuesta.
Con una vista hacia atrás se ve el
Valle del Marqués en toda su extensión derecha.
Desde esta altura se consigue
reconocer el pico Brañacaballo que en otra ocasión ya hemos podido ascender.
Nos acercamos al cresteo de la montaña.
Se puede admirar, hacia el este, el valle que conduce hasta
Correcillas.
Y hacia el oeste el Valle del
Marqués desde una perspectiva más elevada.
Antes de tomar conciencia del
nuevo reto, volvemos la mirada y nos encontramos con senderistas que nos siguen
sin darnos tregua.
A media escalada nos permitimos
tomar un poco de aliento, un poco de reposo y una rápida mirada a los cuatro
puntos cardinales del lugar donde nos encontramos.
Más arriba aún.
Y mucho más…
Todavía queda un poco más para
llegar a la cima.
Por fin llegamos al punto mas alto
del pico Polvoreda.
Antes de relajarse y comer el
bocadillo es de obligado cumplimiento echar un vistazo a todo el paisaje que
alcanza nuestra vista a nuestro alrededor.
De derecha a izquierda vemos en
primer plano a Vegacervera y Villalfeide.
Mirando al sur se divisa todo el
valle del Torío desde Matallana hasta
León, aunque la ciudad no se distingue con claridad por la existencia de calima
o presencia de polución.
Girando en sentido inverso a las
agujas del reloj vemos a Correcillas a lo lejos con Peña Galicia coronándola.
Valle que desciende hasta
Correcillas.
Es hora de
buscar un lugar al abrigo para comer el bocadillo, refrescarse, recuperar
fuerzas, intercambiar impresiones, echar un buen trago de vino de la bota, degustar ricas rosquillas y !cómo no!
hacer la foto de familia de los componentes del club Sancenas.
Reanudamos la
marcha descendiendo hasta Villalfeide, que es nuestro punto de encuentro.
Ya tenemos
muestras claras de aquello que nos va acontecer en la bajada por este lado de la
montaña.
Hasta pudimos
improvisar un poco de esquí en alguna zona.
Algunos de los
momentos de la bajada.
Uno de los
múltiples hitos que nos hemos encontrado y que nos iban guiando por el camino
correcto.
Ya alcanzamos a
ver monte, lo que significa que abandonamos suelo montañoso y rocoso para dejar
paso a senderos o caminos.
Aparecen los
primeros árboles en la ladera baja de la montaña.
Nos acercamos a
las inmediaciones del pueblo y tenemos la oportunidad de beber agua muy fresca
que nos sofoca de la dura bajada, del calor reinante para la época del año
y del sol abrasador que nos iba dando de
lleno.
Desde
Villalfeide podemos apreciar, más sosegadamente y desde la lejanía, el camino
recorrido, la altura alcanzada y la recompensa de haber disfrutado de ese
domingo de escapada a Pico Polvoreda. Para terminar la jornada nos premiaron con una degustación de pastas
con mistela para todos los participantes.