Con este cartel se anuncia una ruta por tierras de Babia.
Aunque su mayor esplendor se produce en la época de finales de primavera y en verano por el verdor que aporta su densa vegetación que crece en la laguna, no hay que negar la belleza indudable en invierno cuando
Partimos de Torre de Babia, caracterizada por sus tradicionales construcciones de piedra cubiertas de tejados de pizarra y con el mismo aspecto de los pueblos babianos que conservan desde hace décadas.
Particular atención merecen la iglesia situada sobre un altozano
donde reposan los restos de poderosas familias propietaras de extensas parcelas, como el Pradón.
Actualmente dispone de un Museo Etnográfico y de la Trashumancia que refleja la importancia de esta actividad ganadera por la zona. En verano venían los rebaños de merinas desde tierras extremeñas para aprovechar los pastos frescos y abundantes de las zonas altas. Muestra de ello son los praderios de Tremeo
en los que no faltan las majadas como es la majada de las Verdes o alguna ya casi derruida
Junto a estos pastos naturales la zona dispone de agua inagotable con el arroyo de Torre que se alimenta del deshielo
y de pequeños riachuelos que en su discurrir salvan fuertes pendientes originando bellas cascadas.
Estas circunstancias hacen que fueran agostaderos muy demandados que daban pie a litigios entre pueblos que disputaban su propiedad.
Cuenta la historia que en una ocasión para determinar la propiedad era el cura quien actuaba como juez. Los representantes de ambos pueblos y el cura se desplazaron al valle y el veredicto del párroco no admitía duda: "Juro que estoy pisando tierras de Torre". Parece ser que para evitar cometer perjurio antes de subir había metido en sus botas unos puñados de tierra de un huerto de Torre.
Toda la ruta discurre casi paralela al río Torre que tiene sus inicios en las altas montañas, pasa por la laguna,
su obligado zigzagueo en forma de meandro,
formación de pequeñas cascadas,
abastecimiento de estanques,
y ya próximo al pueblo su fuerza motriz es capaz de mover las aspas en la central eléctrica
o las ruedas de viejos molinos
y otros más modernos, atravesando el pueblo de norte a sur.
Comenzamos la ruta en el mismo pueblo
A las afueras se sitúa a nuestra izquierda la torre defensiva, el viejo molino, la central de luz,
el depósito de agua.
Después de cambiar la dirección el horizonte se nos abre.
Llegamos a las Verdes.
Desde este punto se puede vislumbrar Montihuero
Cruzamos los meandros.
Ante nosotros se presenta la laguna verde en la que su vegetación verde de equisitos y juncos se ha tornado parduzca por la acción de las heladas.
La laguna sufre un proceso paulatino de relleno por los aportes de materiales arrastrados tanto por el arroyo la Torre como por los derrubios de la pedriza situados en su orilla procedentes de Montihuero principalmente.
Distinguimos picos como La Chana, las Coloradas, Peña los Años, La Cervata y Peña del Congosto.
Estamos de vuelta.
Toca reponer fuerzas y escogemos una zona soleada.
Nos hemos encontrado con lagunas pequeñas denominadas en Babia chagüezos que al tener heladas sus aguas nos han permitido caminar sobre ellas con tiento y cuidado.
De nuevo nos encontramos con el praderío de Tremeo desde otro ángulo.
Hay que fotografiarse ante la cascada
Los caballos pastan tranquilamente.
Después de dar la curva en el camino divisamos Torre
Terminamos la ruta después de 11 Km de recorrido que se pueden hacer perfectamente en 4 horas, aunque en esta ocasión nos ha llevado más tiempo por el retraso en el tramo helado.