Un domingo más, cogemos la
mochila y nuestro equipo de senderismo para dirigirnos desde las hoces de
Vegacervera hasta las praderas de Valporquero, ida y vuelta, casi por los
mismos caminos.
Como estamos en las hoces, es de
esperar que el comienzo esté marcado por
una empinada cuesta que nos lleva hasta una pequeña meseta delimitada
por roquedal calizo.
Según subimos, a nuestra derecha
tenemos la peña caliza, tan característica de las Hoces de Vegacervera, y a la
izquierda monte propiamente dicho, con su vegetación propia.
Hay sendas definidas que nos
demuestran que no somos los únicos que frecuentamos estos lugares de
montaña.
Atrás dejamos las verdes praderas
de la parte próxima a la carretera.
También reconocemos el pico
Polvoreda, que está a nuestras espaldas entre los rayos del sol que nos
deslumbran de forma insistente.
Nos adentraremos en un bosque, no
denso por la falta de follaje, pero que en verano, seguro… que es frondoso y refrescante.
Al principio, entre los arbustos,
se distingue una pared de piedra que podría ser restos de un redil
acondicionado.
Árboles diseminados alrededor muestran
su carácter vetusto.
Dentro de la arboleda, mientras la cruzamos en el ascenso, parece que
nos escondemos entre los robles.
Pero aún nos queda un trecho por
subir.
Empieza a clarear el bosque,
signo de que abandonamos esta zona.
Llegamos a la cumbre y desde esta pradera volvemos a
ver Pico Polvoreda.
Toca bajar y subir de nuevo, pero
esta vez más leve, hasta alcanzar la peña del fondo y bordearla por la
derecha.
Se aprecian terrazas en el
terreno y lo que en su día serían tierras
de cultivo de cereal o legumbres para el uso doméstico.
Casi hemos recorrido este pequeño
valle y tenemos inmóvil el pico de
siempre, con peña Galicia a la derecha.
La roca caliza está presente en la montaña leonesa de forma constante y aquí, concretamente, está fragmentada.
También se alternan con urces que
comienzan a florecer y demuestran su tímido esplendor primaveral.
Bordeamos este minúsculo macizo
montañoso y se nos aparecen verdaderas montañas nevadas como si de enero se
tratara.
Cual fue la sorpresa para alguien
al creer estar en medio de la nada y vislumbrar, de repente, un pueblo habitado, que no es más
que Valporquero.
Y acercando el objetivo de la
cámara, el resultado es:
Ignoramos Valporquero y seguimos
nuestra ruta rumbo a sus praderas de caudalosos manantiales por un sendero
pedregoso.
Rápidamente se presentan ante
nuestros ojos lo buscado.
Del mismo modo, vemos los
riachuelos que atraviesen esta avanzadilla de praderas.
En este lugar brotan de forma
espontánea fuentes con abundantes aguas que riegan, entre otra vegetación, a
estas bellas campanillas silvestres.
Atravesamos la campa hasta llegar
al aprisco de pastores para reponer fuerzas.
Está rodeado por una empalizada
de madera para encerrar el ganado.
Desde la caseta miramos hacia
Valporquero.
No faltan arroyos que forman
charcas.
Aunque también dispone de un
abrevadero para dar de beber a los rebaños.
Y un enorme árbol para dar
sombra y cobijo para quien lo necesite.
También hay un panel informativo semidestruido
a cerca de la flora que domina estos parajes
y que posteriormente ilustraremos con
fotografías.
En este amplio fregadero hemos lavado
la vajilla.
En los alrededores se conservan
los cercados de piedra que delimitan las diferentes propiedades.
Las nascissus astuienses (que vimos en el panel) hacen acto de
presencia en número ilimitado por todos
los prados que encontramos a nuestro paso, muy abundantes en primavera y
de un tamaño grande por tratarse de flores silvestres.
Decidimos dar la vuelta en este
punto después de 7 km recorridos y hacernos la foto correspondiente.
De retorno volvemos por el mismo
valle y por el curso de río para ver otra panorámica diferente.
De este modo, nos acompaña la
agradable melodía de sus aguas.
También esta parte está surcada por pequeños senderos que nos guían, tanto a nosotros como a varios senderistas
con los que nos cruzamos durante esta mañana.
A nuestra izquierda vemos la
cabaña que antes hemos visitado.
Sigue habiendo amplias
praderas.
Hasta ahora el reguero discurría
por su cauce, pero en este prado se bifurca como si se tratara de un regadío
artificial.
Aunque lo que realmente ocurre es
que abandona su curso momentáneamente para adentrarse en el terreno, siimulando
los Ojos de Guadiana, para posteriormente aparecer. De hecho en épocas de más
caudal deja constancia de sus efectos como éstos:
Aquí, si miramos hacia atrás,
vemos el arroyo seco.
En cambio, si miramos hacia
adelante, surge de inmediato el riachuelo.
Volvemos a ver campos de
campanillas que destacan por su color amarillo.
Del mismo suelo brota un manantial, mucho más impresionante que si sale
de la roca, que es a lo que estamos acostumbrados.
Ya alejados del campo, por el
camino nos tropezamos con flores como:
Retomamos el camino empedrado.
Y nos adentramos en el monte.
De nuevo divisamos Valporquero y
su mirador Atalaya al fondo.
Las urces se visten de morado,
siendo las blancas más perezosas y vagas, aunque las más olorosas.
Es la última imagen de
Valporquero en esta ocasión.
Cerramos la cancilla que permite
salir del cerramiento.
Un trio de hitos que marcan el
camino correcto.
Vemos más de cerca a Pico
Polvoreda y Peña Galicia.
Tomamos este camino que nos
conducirá también hasta Vegacervera.
Cambiamos de paisaje para
familiarizarnos con los robles y las escobas.
Pico Polvoreda, desde otro ángulo, nos vigila.
Coladilla.
Vegacervera ya se asoma.
Villafeide al fondo.
La última cuesta abajo hasta
llegar a la carretera y fin por hoy.
¿Qué tal para hacerla en la segunda quincena de Julio? ¿Es fácil que haga mucho calor? ¿Tiempo total de la ruta? ¿Distancia total de la ruta? Sé que son muchas preguntas pero necesito respuestas ya que tengo que organizarla desde el sur de la península y no me gustaría ir allí para luego no poder patearla. Bonita ruta y bonitas fotos. Un saludo.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarPerdona, pero no me he visto tu comentario hasta hoy. Si sigues interesado te doy respuesta a todas tus preguntas. En la provincia de León y sobre todo en esta zona hay muchísimas rutas a cual más bonita. Un saludo
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