viernes, 9 de marzo de 2012

SUBIDA A BRAÑACABALLO


     Empezamos la ascensión a finales de Noviembre y desde Villanueva de Pontedo  en un día soleado. Nuestra meta era llegar a Brañacaballo que se caracteriza por ser  un conjunto de montañas cuya cumbre principal alcanza los 2.182 metros de altura, siendo la montaña más alta entre el Macizo de Peña Ubiña y los Mampodres. En la siguiente foto vemos a Villanueva que progresivamente va despertando y  abandonando paulatinamente la fuerte helada que le dejó la noche,  como se puede observar en la zona donde aún no ha salido el sol.




   Avanzando y subiendo descubrimos algún que otro pueblo vecino.





     También pudimos observar, a lo lejos, el efecto devastador del incendio ocurrido durante el verano anterior que consiguió carbonizar parte del monte.



     A nuestro paso encontramos diversos riachuelos que fluyen con aguas cristalinas y frías que producen un sonido característico como consecuencia de la pendiente que tienen que salvar hasta llegar al río Torío.





       La  naturaleza no deja de sorprendernos con su atractivo colorido, una muestra de esto es este espino con sus innumerables frutos rojos que atraen la vista. Para los que no los saben, en esta época de año pasan a llamarse “mimas” donde su sabor dulce y pegajoso es la delicia de cualquier paladar. La extracción de  esta sustancia requiere cierta técnica porque de lo contrario te comerías más pepitas que otra cosa, así, hay que saber que las pepitas se concentran en la parte delantera y es necesario apretar justo en el lugar que las obligues a quedarse en la cápsula y de esta manera por el efecto de la presión el resto sale al exterior en forma de una masa homogénea, un poco densa, muy similar a la mermelada y de un sabor exquisito. Aunque hay que tener en cuenta que también se pasan como cualquier fruta, por lo que hay que escoger el momento ideal de su recolección y desechar aquellas que tengan un rojo no intenso que se acerca ya más al marrón.




       La ruta la dividiría en dos etapas principalmente atendiendo a la distancia que alcanza nuestra vista, de esta manera la primera la constituiría desde el pueblo hasta ese macizo montañoso gris claro que se ve a la izquierda.




Abajo dejamos el pueblo y su valle.




       Ya hemos llagado a ese macizo y se puede comprobar más de cerca las consecuencias del fuego.




        Para combatirlo tuvieron que improvisar estos cortafuegos como indica el reciente movimiento de la tierra,  salvando la pala excavadora esta  elevada pendiente, entre otras....






       Hemos superado esta primera etapa después de hora y media de caminata y al coronar la cima nos adentramos en el paisaje de otra vertiente fluvial, el Bernesga, de forma que según donde miremos tendremos una u otra vista.




       La segunda etapa es llegar al mismísimo pico Brañacaballo que se divisa en la siguiente foto cubierta de nieve en una pequeña parte.




    Hasta el aprisco el camino es bueno, ancho y de fácil recorrido, independientemente del desnivel que exista, donde a medida que avanzamos podemos descubrir, detrás del monte, la localidad de Rodiezmo.




      Nos aproximamos al aprisco construido en una amplia llanura, observamos el estado de deterioro en que se encuentra y el agua fresca que fluye de un arroyo cercano, ideal para recargar nuestras botellas con tan rico reconstituyente que nos ofrece la naturaleza.




      Desde este momento la subida es más pronunciada teniendo que ir esquivando los pequeños matorrales que nos vamos encontrando a nuestro paso, zigzagueando en busca de una pisada más segura y menos dificultosa.
       Volviendo la vista atrás nos damos cuenta dónde quedó esa primera etapa: allá.. a lo lejos y además, allí… abajo. Es esa zona pequeñita totalmente a  la derecha que no tiene vegetación.




       Por fin llegamos arriba, exhaustos de cansancio después de este duro sprint que supone el último tramo. Cada uno de nosotros ha coronado la cima a su ritmo, sin esperarnos para no romper la marcha individual y afrontar la subida de la forma más llevadera posible, sin pausa pero sin prisa. Es por ello que, una vez arriba el corazón nos late “a toda pastilla” y los pulmones parecen no dar abasto para oxigenar todo nuestro cuerpo, pero la recompensa es poder recrearse con las siguientes vistas desde distintos ángulos.













        Como testigo de encontrarnos en el lugar más alto figura este montículo de piedras en el que cada uno va superponiendo una nueva pieza.







     Una vez recuperado el aliento y las fuerzas con un buen “bocata”, decidimos  permanecer aquí lo menos posible y reanudar la marcha. El cuerpo comienza a perder temperatura al detenerlos, a lo que se suma los grados que hay a esta altura en la que nos encontramos donde corre cierta brisilla fresca. Muy a pesar de algunos que, por llegar los últimos, apenas han tenido tiempo para comer tranquilamente ni para tomar un respiro (y con razón porque la cuestita se la traía…) iniciamos el descenso para regresar de nuevo al punto de partida.
     El recorrido es a la inversa a excepción de alguna pequeña variación y con la diferencia de que es más rápido por tratarse sólo de  bajadas continuas en las que hasta nos permitimos tomar ciertos atajos y descender por pronunciados cortafuegos como éste.




      Ya cerca del pueblo volvemos a encontrarnos con vacas que pastan a sus anchas por estas laderas,  con caño incluido para saciar su sed y donde teníamos que tener muchísimo cuidado de no resbalar por el hielo acumulado en las zonas más lisas del camino e ir bordeando por las orillas para hacer más pie al andar.




      Bueno, aquí termina el periplo de una mañana de domingo en la que hemos empleado  cinco horas largas hasta ascender a Brañacaballo entre ida y vuelta, descansos, comentarios, disfrute de un tentempié en las cumbres de las montañas leonesas y la contemplación de la naturaleza en la que no faltó algún corzo oculto entre la maleza quemada.
 El ascenso puede hacerse desde diferentes puntos de arranque lo que determinará su mayor o menor dificultad, mayor o menor desnivel e incluso su mayor o menor accesibilidad. De hecho,  nos hemos encontrado con varias personas que se dibujaban en el perfil de la cumbre antes y después de llegar nosotros.











































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